Nació en el seno de una familia cristiana en Ayelo de Malferit (Valencia) el día 2 de marzo de 1907. Ingresó e hizo sus estudios en el Colegio de Vocaciones Eclesiásticas y en el Seminario Conciliar de Valencia, siendo ejemplar seminarista. Recibió el presbiterado en 1930 y fue nombrado Coadjutor de Enguera (Valencia), donde ha dejado huellas de verdadero apóstol. Modelo de laboriosidad y celo, fue digno coadjutor de su cura, con quien también sufrió el martirio. Se distinguió por su piedad y prudencia en la dirección de las almas. Era muy devoto de la Eucaristía, siempre se le veía ante el Sagrario. Era de carácter jovial y alegre. Dejó varios escritos. Un hermano suyo, casado y farmacéutico recibió el martirio unos días antes del propio. Refiriéndose al suyo, que esperaba próximo, escribía: “Aunque no vayamos cómodos en ese viaje, lo importante será el no extraviarse y llegar sin dilación y con presteza”. Y esta otra frase: “Las víctimas están para eso, para callar y sufrir, no haciendo partícipes de sus penas más que a su Amado, que es el único que las entiende”. Tenía fama de santo.